Un grupo de 6 ejecutivos/as y sus parejas se retan para celebrar el inicio del año: un concurso de tapas. Me comentan que el pique se ha cocido esta navidad mientras se felicitan unos a otros. Esta claro que su relación personal supera lo profesional.
Producimos el montaje aunque ya tienen muy claro lo que quieren hacer. Buscamos un local acorde donde poder montar este evento: una cocina amplia, una mesa imperial y un generoso salón. Las parejas vienen con los ingredientes comprados para crear su tapa. Deben demostrar que no se han gastado más de 20 euros para crear 12 unidades de cada pincho. Un sorteo determina el orden para acceder durante la tarde a la cocina. Turnos de 1h y 15 min. El resto del grupo de cachondeo brindando y esperando en el salón.
Llega la hora del concurso, todos a la mesa. Vamos sacando las tapas según un segundo sorteo. Nadie sabe de quién es cada tapa (han sido cuidadosa y secretamente almacenadas). Entre tapa y tapa las parejas votan tres conceptos: originalidad, presentación y sabor. Luego sumamos los resultados y ofrecemos una clasificación final. Sin importancia.
Lo realmente significante es la gran unión que hay entre los participantes.