En la búsqueda incansable de nuevos retos para nuestros clientes, a veces damos con actividades que nunca hubiéramos sospechado encontrar. Un buen amigo y colega estuvo en Nueva York asistiendo a charlas y cursos de formación, y nos trajo una experiencia alucinante, quizás demasiado atrevida para grupos corporativos pero que me encantaría compartir en la red.

Durante nuestro reencuentro, después de su estancia de tres meses en NY, me mostró un video donde apenas podía reconocerle. En el mismo estaba dando un curso de trapecista… ¡sí, sí!… a lo Burt Lancaster en la película Trapecio. Me explicó que a las dos horas del primer día ya estaba volando y enlazando con el trapecista receptor.

Aquí en nuestro país solamente Madrid ofrece esta experiencia tan auténtica, por lo que os adjunto un link. ¡Da gusto ver cómo disfrutan los alumnos!.