Uno de los más emblemáticos edificios de nuestra ciudad, que actualmente acoge un hotel de gran lujo, ha estado durante los últimos seis meses limpiando su fachada. Más que de una limpieza se ha tratado de una restauración en toda regla. El objetivo ha sido recuperar el color blanco original que el arquitecto Lluis Domènech i Montaner quiso para su fachada. También se ha aprovechado para reparar algunos de los 300 capiteles modernistas dañados. Adjuntamos el link del artículo con el cual La Vanguardia se hizo eco:
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